LA FAMILIA NOS ELIGE

Los lazos simbolizan el infinito, un infinito que ni siquiera las matemáticas puras han sido capaces de medir. Con este precepto me siento redimida de cualquier sufrimiento con mi familia elegida, con la que sigo creciendo, a la que adoro y a la que no cambiaría por ninguna promesa de perfección.

Mi familia elegida es reconfortantemente imperfecta en su perfección. Risas, pasión por la vida, desacuerdos franqueables, abrazos, portazos emocionales, críticas mordaces, decisiones que te quitan la respiración y que sin ningún tipo de duda y con la contradicción más poética que se me ocurre imaginar, son imprescindibles para respirar.

Y luz, mucha luz, esa luz que dan las puertas y ventanas abiertas para todos los seres que sientes que de una forma u otra forman parte de tu vida.

Somos diferentes, afortunadamente diría yo, porque de eso nos enriquecemos, así que ¡viva la diferencia!, esa diferencia de criterios que hace posible que seamos disímiles en la superficie pero idénticos en el contenido.

 “Ser”, y lo digo con toda la extensión que este verbo irregular abarca, no es nada fácil, no, no lo es. Por eso es tan imperiosamente imprescindible cuidarlo en todas sus facetas.

Porque siendo quienes queremos ser no nos permite olvidar quienes somos en realidad, que es y lo que hemos venido a hacer aquí, y lo más importante, ejercer la difícil autocritica diaria, dejando aparte sentimientos egoístas repletos de orgullo vergonzante e improductivo que nos impide evolucionar.

“Yo me cambio de piel por convicción cada vez que las circunstancias insinúan que lo que te rodea cambia. La ingenuidad es un tesoro al que no pienso renunciar por muchas decepciones que me regale.

Hoy tengo que dar las gracias a mi “familia” de personas con y sin parentesco que hacen que me levante cada día con una soleada sonrisa, por muy claroscuro que se avecine el día.

Carmela Rufanges

EL TREN DE LA LLUVIA

Con el tren de la lluvia y sus nueve historias cortas nos trasladaremos a lugares tan sorprendentes que solo las mentalidades que no se resignan a lo cotidiano serán capaces de asumir que en nuestro alrededor suceden acontecimientos que el vulgar raciocinio no acierta a explicar.

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BAILAR

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El ciclismo es ballet, un binomio perfecto de belleza y esfuerzo. Equilibrio, determinación, perseverancia y humildad…unos polinomios fascinantes.

Ya es hora!, como todos los días voy a experimentar sensaciones…me voy a bailar con mi bici.

MOCHILA QUE NO PESA

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Caminar lo inmenso es una cuestión imaginativa en combinación con un cuerpo armónico.

Descubrir el contraste de la estación de la floración, mezclada con viento helado, es un estallido de emociones

Poder transformar las montañas en escalones sin domar y transmutar la vegetación mediterránea en glóbulos verdes que traspasan tus venas, hasta instalar su esencia en el corazón de los paridos en esta tierra, es una vivencia aterradoramente bella.

Vencedora en cada gemido y absorta en cada horizonte. Así lo vivo y así me alimento de ello. Un banco de sensaciones en el que invierto suspiros de incertidumbre y me devuelve indestructible ímpetu sin intereses.

Pensándolo bien, nada es tan complicado, quizá no sea necesario reinventar paisajes para viajar por nuestra realidad, quizá y solo quizá, tan solo necesitemos un trocito acogedor sobre el que afianzar un abrazo sincero.

Así de simple, así de complejo.

TARA

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Las vicisitudes inesperadas nos impulsan a cuestionar, a pensar, a relegar, a acoger, a crecer y a creer…Yo creo en los abrazos efusivos, en los desafíos, en la potencia de una mirada, en el respeto a todo los que nos rodea, en el equilibrio y en la convivencia entre personas.

En nuestros cerebros repletos de clichés sexuales y con tendencia casi enfermiza a encasillar a nuestros semejantes, las palabras de la para mí recién descubierta diosa Tara, a la que considero la primera feminista del mundo, inundan de verdad y criterio la deshumanizada costumbre de conceptuar, discriminar, diferenciar y utilizar la exclusión en cualquiera de sus formas.

Con sus palabras nos invita a hacer un exorcismo de dogmas, manifestando con sabio criterio y abrumadora naturalidad, la empatía con todos los “seres sintientes” como los denomina esta deidad del budismo, a la que antes de alcanzar la iluminación su maestro le manifestó:

 -“Que lastima que estés en el cuerpo de una mujer, si quieres alcanzar la iluminación, tendrás que volver como hombre”, a lo que ella respondió;

  -“Aquí no hay hombre ni mujer, ni yo, ni persona, ni conciencia. Etiquetar es hueco”…

Existen y persisten infinidad de normas, leyes y mensajes culturales que afectan y excluyen taxativamente a las mujeres. Esperando y luchando por el cambio a nivel mundial de esta actitud por parte de todos y todas, concluyo con la reflexión de esta madre de la sabiduría:

Son muchos los que quieren alcanzar la iluminación suprema en un cuerpo de hombre, pero pocos los que desean obrar por el bien de todos los seres en un cuerpo de mujer. Hasta que este mundo quede vacío, yo velaré por el beneficio de todos los seres sintientes en un cuerpo de mujer”.

LA SENDA

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Colgarse de caminos, pasajes y paisajes, es como mecer el corazón.

Brazos amorosos tan llenos de verdad que tienen la cualidad de inventarse sentidos y descorchar la primitiva necesidad de envolvernos y enredarnos en su silenciosa simplicidad. Es pura codicia de autenticidad, lo sé…pero su carencia de condiciones y su altruismo despojado de la tan innecesaria practicidad, es una suave exhalación de aire fresco, que descongestiona y gestiona cerebros preñados de cotidianos contratos de acumulación.  

Caminar de su mano nos refleja en un autorretrato de inexorable realidad, sin juzgar ni catalogar, una respiración profunda de libertad y vida.

Permítenos que sigamos colgándonos de tus fornidos brazos de corteza y savia. Danos tu consentimiento para que auscultemos tu canturreo de hojas susurrantes y así ovacionemos la perpetua orquesta de ramas, que balanceadas por el suave viento que esparce aromas de una inminente primavera, nos coagule la incertidumbre y nos inunde de provocador y turbulento regocijo.

Todo lo que evoca se funde intangible en nosotros y es precisamente esa abstracción la que lo hace real y presente. Sólo las manos que se atreven a rozar la aterciopelada rugosidad de la piel de sus ramas sudorosas de vida, llevan el tatuaje invisible que nos legitima como LIBRES.

REMOTAMENTE ES JAMÁS

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Si algo nos enseña la existencia y la subsistencia, es que sucumbir a las sombras es patrimonio de tenues luces, a las que solo absolvemos porque intuimos que los que carecen de brillo son poseedores de perspicacias limitadas.

Cuando la proximidad despierta la pasión, la atracción y la convulsión de la piel, nos convertimos en prodigiosos histriones protagonistas de una sensualidad desatada de ternura y amor.

¡Amor!…Ese sentimiento tan abstracto como sublime. Sentimiento profundo y poderoso, que debe gritarse con tácita y meditada discreción por su extrema fragilidad. Cuando la proximidad se torna deliciosamente opresiva y se transforma en deseo, hay una fusión explosiva de fluidos cerebrales tan incontrolable como terrenal. Las manos, el cuerpo y el alma se funden en una inhalación profunda, mientras se entrelaza lo tangible con lo subjetivo.

Lo acreditado con sesudos estudios es insustancial comparado con la intensidad del sentimiento humano, es tan solo un recurso estilístico que nos enseña con tenaz empeño, que remotamente no es jamás, es tan solo una posibilidad.

NOVELA EN PROYECTO, comienza así…

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Recuerdo perfectamente a los pequeños Gala y a Mario bajo la lluvia, apretados y emocionados, asidos a la barra central de aquel gran paraguas rojo brillante con dos varillas dobladas, que tan oportunamente habían encontrado entre los arbustos, para guarecerse de aquella inesperada lluvia primaveral. Era una imagen de una plasticidad visual abrumadora.

Recuerdo también la revitalizante lluvia precipitándose sobre mi cara. El fuerte olor a tierra mojada hacía que mis sentidos buceasen en recuerdos felices de infancia casi olvidados. Una invitación a inspirar profundamente y empaparme de todo aquel aroma evocador, renovador, apacible y tranquilizador.

Las gotas resbalaban por el paraguas que habían rescatado los niños, formando pequeños riachuelos plateados sobre aquel rojo brillante que destacaba con descaro sobre el espeso lienzo grisáceo que el cielo regalaba de fondo, haciendo que ese contraste de belleza natural, a ojos de un fotógrafo, mis ojos, resultase algo sublime.

Me alejé unos pasos para aglutinar con mi cámara toda la perfección de la naturaleza, con las sonrientes caritas de mis sobrinos y la inocencia traviesa que les conferían las pecas de sus naricitas y la falta de algunos dientes de leche.

A su espalda, en el gran lago, sobresalían los restos de la casa sumergida, nombre con el que era conocido por los alrededores el misterioso palacete con idiosincrasia propia, que formaba parte de aquel paisaje abrupto y desconcertantemente idílico.

Aunque llevaba un tiempo fuera del valle donde había crecido, fotografiando animales al borde de la extinción por todo el mundo para una importante revista de reportajes, recordaba perfectamente que los más mayores del lugar contaban historias sobre aquella peculiar mansión, que perteneció a un matrimonio de extravagantes científicos, cuyos dos hijos pequeños desaparecieron sin dejar rastro una mañana…Y 138 páginas más…………………………….sigo!

EL RELOJ

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El tiempo nos enseña que casi nadie es lo que parece, y aunque todos pensamos que nuestro radar se encarga de ponernos en alerta ante los embaucadores… ¡fallo, queridos!…y es que de inocencia también vivimos y además nos encanta.

La mejor defensa de los que destapamos nuestra diana de la vulnerabilidad por convicción, siempre ha sido el cuerpo a cuerpo. Especialistas en destruir biseles escabrosos, erigiéndonos en  feroces protectores de los ingenuos de buen corazón.

Los inexorables minutos no nos restan latidos ni respiración, al contrario, nos suman instantes y vida en cada uno de ellos. Nada puede reconciliarnos mejor con el paso del tiempo que fundirnos en la natural belleza de su inexorable movimiento, asumiendo como compensación, la inevitable venganza personal de disfrutar cada uno de los segundos que nos cede el universo, como un bonito reto sin el cual los días se harían eternos.

Nos resulta delicioso batirnos en duelo cada día con su inexorable tic tac y una vez vencido, programar el despertador de vivencias para que suene con alegre decisión, regalándonos un nuevo día repleto de oportunidades.

Vivir muriendo no es triste, es el incentivo más ilusionantemente, imprescindible y valioso del ser humano. La anhelante lucha diaria por la superación nos hace evolutivos y perfectos en nuestra indudable imperfección,

Que nadie es lo que parece es una incontestable realidad. La lírica está en decadencia y los que la ejercemos desde siempre vamos encajando la prosa salvaje como podemos y eso empieza a asustarnos. ¿O no?…¡Pues claro que no!

YOGA

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No postergo lo importante ni un solo día, es mi naturaleza escorpiana. Analizo y decido con incisiva precisión cada movimiento…. ¿Pero a quién pretendo engañar?, yo soy sentimiento y emotividad. Abanderada de imposibles y voz de los justos que sufren la exclusión de la potente arma de esa fingida condescendencia perpetrada por los poderosos de bolsillo, que se creen con la potestad de decidir por futuros muertos que nunca son los suyos.

Es verdad que la vida te proyecta hacia caminos impensables y a mí me ha invitado a entrar en ese sánscrito que significa ‘unión’,  esa unión que nos transmite con infinita paciencia y tranquilizadora voz nuestro altruista y cercano profesor de yoga, Antonio Buchó.

De su mano hemos descubierto un yoga repleto de sensaciones, tierno y permisivo con el cuerpo, un cuerpo que en mi caso está tan acostumbrado a ser un envase humano de disciplina y de superación basada en el sufrimiento, que esa nueva perspectiva me descoloca y me hace viajar a lo más recóndito del inconsciente, de ese inconsciente que imagino repleto de diminutos cajones, con tiradores incrustados y perfectamente mimetizados con la decoración de mi desarrollado sistema límbico.

Respirar incienso, percibir, parar, escuchar y pensar es mágico. Me embauca la oportunidad de elegir sin renunciar, una herramienta tan poderosa que solo los seres humanos somos capaces de administrar.

Recrearse en cada asana y escuchar los latidos del corazón fusionándose en armonía con la respiración, es un regalo para el cuerpo y la mente.

Necesito pensar que la testarudez por hacer cosas que “produzcan” es una elección aprendida. Quizá se trate de disfrutar y sentir más las pequeñas cosas, por poco versado y útil que parezca.

Y para darle una oportunidad a este principio, que es tan maleable y transformador como tu quieras, concluyo que conocerse a uno mismo quizás es algo lento y lleno de claroscuros, pero empiezo a pensar que es tan necesariamente imprescindible como respirar.

Con toda la extensión, y siendo consciente de que este saludo solo debe hacerse desde la autenticidad, con la intención de crear un vínculo genuino entre las personas, más allá de intereses, expectativas y roles sociales…

Namasté