YOGA

© Carmela Rufanges – COMENTAR en ‘entradas recientes’ o ‘archivos’

No postergo lo importante ni un solo día, es mi naturaleza escorpiana. Analizo y decido con incisiva precisión cada movimiento…. ¿Pero a quién pretendo engañar?, yo soy sentimiento y emotividad. Abanderada de imposibles y voz de los justos que sufren la exclusión de la potente arma de esa fingida condescendencia perpetrada por los poderosos de bolsillo, que se creen con la potestad de decidir por futuros muertos que nunca son los suyos.

Es verdad que la vida te proyecta hacia caminos impensables y a mí me ha invitado a entrar en ese sánscrito que significa ‘unión’,  esa unión que nos transmite con infinita paciencia y tranquilizadora voz nuestro altruista y cercano profesor de yoga, Antonio Buchó.

De su mano hemos descubierto un yoga repleto de sensaciones, tierno y permisivo con el cuerpo, un cuerpo que en mi caso está tan acostumbrado a ser un envase humano de disciplina y de superación basada en el sufrimiento, que esa nueva perspectiva me descoloca y me hace viajar a lo más recóndito del inconsciente, de ese inconsciente que imagino repleto de diminutos cajones, con tiradores incrustados y perfectamente mimetizados con la decoración de mi desarrollado sistema límbico.

Respirar incienso, percibir, parar, escuchar y pensar es mágico. Me embauca la oportunidad de elegir sin renunciar, una herramienta tan poderosa que solo los seres humanos somos capaces de administrar.

Recrearse en cada asana y escuchar los latidos del corazón fusionándose en armonía con la respiración, es un regalo para el cuerpo y la mente.

Necesito pensar que la testarudez por hacer cosas que “produzcan” es una elección aprendida. Quizá se trate de disfrutar y sentir más las pequeñas cosas, por poco versado y útil que parezca.

Y para darle una oportunidad a este principio, que es tan maleable y transformador como tu quieras, concluyo que conocerse a uno mismo quizás es algo lento y lleno de claroscuros, pero empiezo a pensar que es tan necesariamente imprescindible como respirar.

Con toda la extensión, y siendo consciente de que este saludo solo debe hacerse desde la autenticidad, con la intención de crear un vínculo genuino entre las personas, más allá de intereses, expectativas y roles sociales…

Namasté

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